miércoles, 29 de agosto de 2007

El bus


Sabés que me gusta much0 viajar en bus? Hace un par de días tuvo que hacer dos de mis acostumbrados viajes de uno de mis lugares al otro, en bus. Mi carro se desconpuso, claro, con tantisimo uso, el pobre se alzó en huelga y pidió revisión urgente, decidió darme avisos de intonxicaciòn y no caminó más.


No me quedó más remedio que aplanchar la billetera y hacerle un chequeo a mi carrito. Claro, que la bomba de gasolina y que el filtro también y es que con estas calidades de la gasolina de estos días, no hay motor que no cobre la factura. Es como estarse metiendo coca cola en la panza, una comparación parecida, pues trabaja la máquina y trabaja y trabaja, pero al cabo del tiempo te pasa la factura de lo que le has metido, con la gran diferencia que el carro no puede decidir, vos si!


El caso es que tuve que hacer mi viaje de 160 kilómetros de ida y luego de regreso en autobus, dependiendo de otro y tranquilizando mis sentidos para observar. Miré todo lo que normalmente no puedo hacer, incluso miré dentro mio. Vi un par de señoras muy copetonas sentadas claro, en los asientos delanteros, pues ahí tienen más control de su posición social. Vi una pareja con una niña pequeña, tal vez de unos dos años y un bebé; luego de verlos entendí que venían del hospital, acababan de tener a su segundo hijo, la señora subió, caminó y bajó del autobus tan despacio y aferrada tanto a su esposo y a su bebé que casi pude imaginar el parto que tuvo; se sentaron a la mitad del bus. Ví a una señora mayor y su hijo, con una bolsa de pollo frito que no fue sino sentarse y abrirla para innundar al bus completito, desde adelante hasta atrás con el olor característico a grasa reciclada, comieron como si fuera la última vez que lo harían y luego se durmieron todo el camino uno recostado del otro.


La gente duerme en un viaje de tres horas, la gente lee (como yo), la gente conversa, la gente vive y yo, muy cómodo y esponjoso, me dediqué a observar cada detalle del camino y de mis colegas viajeros.


Todo un espectáculo, por cierto!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no leo si tengo que ir en bus. Me dedico tb a observarlo todo. En fin, luces, tal vez será mejor cerrar un poco los ojos, porque a veces "ve" uno más de lo que debiera.

Saludos.

Anónimo dijo...

Si leo me vomito o al menos me mareo. No duermo, creo es es desperdiciar el tiempo. Hay tanto que ver, los cuadros que viste son cotidianos para quienes solo viajamos en bus constantemente.
Creo que en el fondo debí estudiar psicoanálisis, o trabajo social o sociología. Es muy instructivo este tipo de cosas...
y por cierto, si viajas al Norte, es típico: la gente come al iniciar el viaje, para vomitar a mitad del mismo, Uff (cierto).

Anónimo dijo...

Me quedé masticando este post y me falta decirte que lo interesante tamb es cómo 60 personas, en diferentes edades, ocupaciones, vidas, todas se encuentran al mismo tiempo encerradas en un poco de latas y plásticos, con un solo objetivo por el lapso de 3 horas, llegar a otro punto,pero el mismo lugar, PARA LUEGO seguir cada quien con rutas y asuntos totalmente diferentes!!!Curioso!