lunes, 16 de julio de 2007

Café


Cuenta una leyenda que un pastor de cabras notó que sus cabras se excitaban más que de costumbre cuando ingerían las cerezas rojas de un arbusto silvestre. Llevado por la curiosidad probó él mismo las cerezas. Encantado por los efectos vigorizantes del café, se le vio bailar con sus cabras cerca de un grupo de monjes. Pronto los monjes empezaron a hervir los granos y a utilizar el líquido para permanecer despiertos durante las ceremonias que duraban toda la noche.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira...ya lo dice el refrán...no te acostarás sin aprender algo nuevo...