Con ojos cansados pero profundos, la abuela se pierde en sus propios mundos. Parece recordar viejos cuentos y sus propias fantasías la acorralan en trabalenguas, que ni ella misma logra descifrar.
La abuela se pierde, con razón o sin ella. Cada día que pasa es ganar una batalla. Y es que está bien la abuela; triste algunas veces, otras solo pensativa. Mira palmo a palmo cada día, con calmada paciencia y hasta con osadía, como queriendo captar todo lo que pasa, para guardar lo que importa en las maletas que poco a poco empaca para su partida.
Y me alegra, aunque de mis ojos cuelguen lágrimas, como esperando el gran día en que la abuela finalmente parta.
Y ha empacado bastate, yo diría. Se lleva consigo las "cuitas" de cuatro generaciones vividas completamente después de su llegada a este mundo (podrían haber sido cinco, de no ser por esa manía que tienen las mujeres modernas de esperar muchos años antes de empezar una familia), sin contar con las cuatro que vió antes de ella. Sobrevivió a los hermanos mas grandes, a algunos de los más chicos; a sus tres hijos varones, sus amigos y a sus 95 pesados años, les deberíamos sumar los de su marido.
No lo conocí al abuelo, pero ella logró transportarme cada vez que podía, a ese maravilloso tiempo en que juntos vivían. Lo conocí por los ojos de la abuela, los mismos ojos que ahora cansados, siguen llenos de vida, porque con cada día que pasa, no se muere la abuela, sino que vive.
Algunas veces parece que no está, algunas está tan presente que asombra, pero lo que es claro, es que cada vez se conecta más con su propia conciencia. Parece haber empezado a rescatar lo que es bueno para ella misma, regalando de a pocos sus pocos "chuicas", incluso los feos, pues representan un evento importante en su vida. A mi que me deje su estilo de mujer simple pero profunda.
Yo me pregunto de vez en cuando, si la vida se termina con esos cambios profundos en las capacidades de comunicación y que poco a poco - de forma acelerada o lenta - perdemos a través de los años (o los días, o incluso las horas), y cuando se acerca el tiempo de la verdadera trasnformación, debemos empezar a hacer una retrospección profunda y es entonces, cuando debemos dejar de hablar con la gente y empezar a hablar con nosotros mismos.
A mi que me deje la abuela esa enseñanza de estar en comunicación, más conmigo que con el resto.
Te amo abuela mia
La abuela se pierde, con razón o sin ella. Cada día que pasa es ganar una batalla. Y es que está bien la abuela; triste algunas veces, otras solo pensativa. Mira palmo a palmo cada día, con calmada paciencia y hasta con osadía, como queriendo captar todo lo que pasa, para guardar lo que importa en las maletas que poco a poco empaca para su partida.
Y me alegra, aunque de mis ojos cuelguen lágrimas, como esperando el gran día en que la abuela finalmente parta.
Y ha empacado bastate, yo diría. Se lleva consigo las "cuitas" de cuatro generaciones vividas completamente después de su llegada a este mundo (podrían haber sido cinco, de no ser por esa manía que tienen las mujeres modernas de esperar muchos años antes de empezar una familia), sin contar con las cuatro que vió antes de ella. Sobrevivió a los hermanos mas grandes, a algunos de los más chicos; a sus tres hijos varones, sus amigos y a sus 95 pesados años, les deberíamos sumar los de su marido.
No lo conocí al abuelo, pero ella logró transportarme cada vez que podía, a ese maravilloso tiempo en que juntos vivían. Lo conocí por los ojos de la abuela, los mismos ojos que ahora cansados, siguen llenos de vida, porque con cada día que pasa, no se muere la abuela, sino que vive.
Algunas veces parece que no está, algunas está tan presente que asombra, pero lo que es claro, es que cada vez se conecta más con su propia conciencia. Parece haber empezado a rescatar lo que es bueno para ella misma, regalando de a pocos sus pocos "chuicas", incluso los feos, pues representan un evento importante en su vida. A mi que me deje su estilo de mujer simple pero profunda.
Yo me pregunto de vez en cuando, si la vida se termina con esos cambios profundos en las capacidades de comunicación y que poco a poco - de forma acelerada o lenta - perdemos a través de los años (o los días, o incluso las horas), y cuando se acerca el tiempo de la verdadera trasnformación, debemos empezar a hacer una retrospección profunda y es entonces, cuando debemos dejar de hablar con la gente y empezar a hablar con nosotros mismos.
A mi que me deje la abuela esa enseñanza de estar en comunicación, más conmigo que con el resto.
Te amo abuela mia
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